El estudio de arquitectura gijonés Dolmen SL ha sido el elegido por la mesa de contratación del Ayuntamiento de Ribadesella para redactar el documento técnico que permita retomar y concluir las polémicas obras de urbanización de la Avenida de Tito Bustillo. Su equipo asumirá la dirección facultativa de un proyecto de adecuación ambiental que, en primer lugar, debe ser modificado. Ese trabajo, adjudicado al mencionado estudio en 13.968 euros, se promete complejo y laborioso debido al deterioro que han experimentado las obras hasta ahora ejecutadas. Además, deberá tener en cuenta la opinión del nuevo equipo de Gobierno y de la nueva corporación municipal.
Técnicos y representantes políticos deben pronunciarse sobre dos elementos básicos de la actuación. Por un lado, la pasarela peatonal elevada que une la zona deportiva con La Mediana y que no es del agrado de todo el mundo. Por otro, lo zona de aparcamiento que se había proyectado frente al barrio de El Tocote, un estacionamiento que fue muy cuestionado por los vecinos. Los habitantes de la zona también reclaman la creación de un paso de cebra en las inmediaciones del Hórreo del Picu para facilitar el tránsito de patones entre el puente y el barrio de la playa.
Los trabajos de adecuación ambiental del entorno y accesos a la cueva y Centro de Arte Rupestre Tito Bustillo llevan alrededor de ocho meses paralizados. Se iniciaron en marzo de 2018 con un presupuesto de 254.000 euros y un plazo de ejecución de tan solo tres meses. La UTE adjudicataria (Dieza SL-Iván Rodríguez Montequín) se había comprometido a tenerlos concluidos para el 7 de julio de ese mismo año. Pero a las primeras de cambio ya se pudo comprobar que aquel anuncio era imposible de cumplir. El ritmo de trabajo era tan lento que se optó por un descanso de dos meses aquel mismo verano. En septiembre se retomó y tras las vacaciones de Navidad nada más se supo de la empresa. Así, en el primer trimestre de 2019, el Ayuntamiento de Ribadesella iniciaba el expediente de rescisión de contrato.
Las obras siempre estuvieron rodeadas de polémica. Al principio, debido a los atascos y problemas que generaban en la circulación de vehículos por una calle que venía soportando incomodidades desde diciembre de 2017 a consecuencia de la sustitución del colector de saneamiento en la zona. Después, por la tala indiscriminada de un buen número de árboles que formaban parte de su ornamentación vegetal. Una tala que se hizo en contra de las directrices marcadas por la Consejería de Medio Ambiente que, no solo exigía mantener y conservar el arbolado existente, sino que además, obligaba a proteger todos los árboles que pudieran verse dañados durante la ejecución de las obras.
Las quejas también se dirigieron hacia el estrechez de la calzada en alguno de sus tramos o hacia la instalación de bolardos de hormigón para separar la calzada de los parterres. El modelo de barandilla propuesto para el paseo, con una soga corrida, tampoco despertó gran entusiasmo, así como el pavimento utilizado en la zona peatonal. Las críticas también se dirigieron hacia el pavimento hormigón y adoquinado elegido para el tramo de carretera ubicado frente a la cueva de Tito Bustillo, Patrimonio Mundial de la Unesco.
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