Los cacos han regresado al municipio de Caravia para desvalijar, una vez mas, el cobre que se utiliza en las conexiones de toma de tierra del alumbrado público. Los robos del cableado de cobre vuelven a ser un problema para este pequeño ayuntamiento. Lo fueron el pasado invierno, generando un gasto extraordinario en las arcas municipales próximo a los 20.000 euros y lo vuelven a ser ahora, en pleno verano.
El modus operandi sigue siendo el mismo. “Abren la arqueta, cortan el calbe, lo dejan preparado para llevar y nos hacen un estropicio del demonio. Es escandaloso porque así es prácticamente imposible tener el alumbrado público al día”, afirmó la alcaldesa, Salomé Samartino, después de presentar la correspondiente denuncia ante la Guardia Civil.
Ante este “continuo saqueo”, la alcaldesa pidió a los vecinos que “cuando vean una cosa extraña, cuando aprecien cualquier movimiento sospechoso, avisen a la Guardia Civil o a nosotros mismos”, agradeció. Los últimos robos se perpetraron el pasado fin de semana en varios tramos del alumbrado público. En concreto, en el paseo de la carretera N-632, en el Arenal de Morís y en el paseo de la playa de La Espasa.
Al margen del daño económico que generan, el robo de estas instalaciones de cobre, dejan indefensa a la población ante episodios de tormentas, porque al carecer de la toma de tierra son muy peligrosas, “así que es una avería que hay que solucionar continuamente con un gasto inmenso”.