Este domingo 26 de junio ha llegado a Pimiangu (Ribadedeva) los 13 nuevos ejemplares pigargos europeos (ave rapaz de grandes dimensiones) procedentes de Noruega que vivirán varios meses en un recinto especial para su aclimatación antes de ser liberados en la costa cantábrica. Según las previsiones se soltarán a finales de verano y se unirán a otros seis ejemplares de su especie liberados el año pasado a través del Proyecto Pigargo impulsado por GREFA.
Los 13 pigargos que han llegado hoy a Pimiangu han nacido en 2022 en su hábitat natural de Noruega. Como aún no han aprendido a volar, permanecerán en los nidos artificiales que han sido construidos para ellos. Cuando puedan volar por sí mismos pasarán a un sector más amplio dentro de ese mismo recinto. Allí, hasta que sean soltados definitivamente, estarán una temporada aclimatándose a la zona y socializando entre ellos.
En total fueron 18 los que ayer llegaron al aeropuerto de Madrid. Los cinco restantes se han quedado de momento en el centro de recuperación de fauna que GREFA tiene en Majadahonda, ya que aún son demasiado pequeños, pero próximamente serán también trasladados a Ribadedeva (Asturias).
El pigargo, considerado como el águila más grande de Europa, es una de las ocho especies de aves que figuran en el Listado de Especies Extinguidas en España, aprobado en agosto de 2018. Impulsado por la asociación conservacionista GREFA, con el apoyo económico del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), en este proyecto de recuperación también colabora el Principado de Asturias, el Ayuntamiento de Ribadedeva (Asturias), el Gobierno de Cantabria, Norwegian Environment Agency, Norwegian Institute for Nature Research (NINA) y la empresa EDP.
De los siete ejemplares liberados en octubre de 2021, seis han sobrevivido y su comportamiento se ajusta a lo esperado para estas aves durante sus primeros meses de vida. El séptimo se electrocutó en un tendido eléctrico en Francia el pasado mes de abril. En ese tiempo, durante sus vuelos dispersivos propios de los ejemplares jóvenes que buscan territorios para asentarse, se han movido intensamente por toda la cornisa cantábrica, Pirineos y la mitad norte de la Península Ibérica. Consumen principalmente restos de animales muertos. Desde cadáveres de ungulados salvajes (jabalí, gamo, corzo y ciervo) hasta cadáveres de ungulados domésticos (burro, vaca, cabra, ternero y caballo) pasando por cadáveres de peces.
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