Los vándalos o los cacos lo han vuelto a hacer. La ermita de Guía ha sufrido un nuevo intento de saqueo, el segundo en lo que llevamos de año. Sus autores no se llevaron nada, porque esta vez no lograron acceder al interior de la capilla que corona el monte Corberu de la villa de Ribadesella, pero causaron importantes daños que han afectado a la puerta oeste. Intentaron abrirla haciendo palanca con algún objeto contundente, pero como no pudieron, acabaron rompiendo los cristales de los dos óculos de la puerta, cortando en uno de ellos la reja exterior que los protege. Los hechos están siendo investigados por la Guardia Civil tras la denuncia presentada desde la Parroquia Santa María Magdalena de Ribadesella.
Esta puerta se había repuesto tras su reparación hace dos semanas. El asalto registrado el 25 de enero pasado había dañado las dos entradas a la ermita. Gracias a los donativos y colaboraciones de los riosellanos, la parroquia pudo hacer frente a su reparación, valorada en mas de tres mil euros. El párroco, José Ramón Fernández Abad, agradeció la generosidad de sus feligreses, pero considera que los tiempos no están para seguir reclamando su ayuda.
Este martes, informaba de lo ocurrido el pasado fin de semana “con gran pesar en mi corazón”. Un nuevo intento de robo en el que los cacos no se llevaron nada, porque “no consiguieron entrar, pero sí causaron serios desperfectos” en la mencionada puerta, “rompiendo los óculos a través de los cuales podemos contemplar nuestra querida imagen de la Virgen de Guía”, la patrona de los marineros de Ribadesella.
Fernández Abad considera que situaciones como las viviendas en enero y ahora en abril “nos provoca una gran inseguridad, no solo por el hecho en sí, sino porque tememos que se repita y esta vez sí logren acceder a la capilla”. Este acto ha causado una “profunda tristeza” en el Consejo Pastoral y les ha dejado “perplejos y consternados” por el daño que se está causando al patrimonio cultural del concejo en un edificio y en una imagen, la de la virgen de Guía, “de gran valor sentimental” para la inmensa mayoría de los riosellanos.
El párroco recordó que en la ermita “no hay nada de valor que pueda ser objeto de deseo para los ladrones”. Únicamente la imagen de la Virgen “cuya pérdida va más allá del valor” que pueda tener. De hecho, desde el intento de asalto del mes de enero pasado, la parroquia ha retirado los lampadarios y los cepillos. Por ese motivo, José Ramón Fernández ha hecho un llamamiento a la colaboración ciudadana para que, “ante cualquier actividad sospechosa, denuncien inmediatamente a las fuerzas del orden”. Confía en que con la ayuda de todos “podamos proteger nuestros bienes materiales y espirituales y que la fe y la unión de todos siempre prevalezcan”, añadió el párroco riosellano.
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