
El jurado encargado de fallar la vigésima segunda edición del Premio Mujer Concejo de Llanes ha dado a conocer su fallo tras la reunión celebrada ayer en el Ayuntamiento.
Las galardonadas de 2022 son, Adela Manuela Batalla Díaz, en la categoría de especial consideración a la trayectoria personal y emprendedora, Emilia Pantiga Fanjul, por su trayectoria humana y social en el concejo y Elvira Romano Caballero, por su trayectoria profesional en el ámbito educativo, que desarrolló durante décadas en el concejo.
Además, el jurado, integrado por Priscila Alonso, Concejala de Igualdad; Gemma Fernández Roza, Sheila García Patiño y Lía Nunes Matos, del Centro Asesor de la Mujer de Llanes y dos técnicos municipales, acordó conceder una Mención Especial a las gentes del municipio que mantienen vivas nuestras tradiciones a través de su artesanía plasmada en los trajes regionales llaniscos.
El acto de entrega de los galardones se celebrará el viernes 4 de marzo, a las 13.00 horas, en el Salón de Actos del Ayuntamiento de Llanes. Se seguirá el protocolo covid y las plazas serán limitadas.
Adela Manuela Batalla Díaz, ‘Chiqui la de Camerá’, nació en Llanes hace 92 años, formando parte de la gran familia de los Camerá. Veinticuatro hijos parió su madre, Esperanza Díaz Haces, fallecida a los 94, y de los cuales sobrevivieron 22.
Desde bien pequeña estuvo ligada al trabajo ayudando en su casa. A los 14 años ya estaba fuera del hogar sirviendo y luego vinculada a las fábricas de pescado locales en la preparación de la anchoa.
Chiqui se casó joven, con Miguel Pérez Cosio. Tuvieron nueve hijos, lo que cual les hizo trabajar a todas horas para poder sacarlos adelante. Ella llegó a emplearse en varios trabajos conciliándolo con la crianza de sus hijos en circunstancias muy difíciles.
Todo ello, no obstante, no consiguió aplacar su natural sentido del humor ni la afición a las fiestas, con especial dedicación al Carnaval, que durante varios años de posguerra fue prohibido, circunstancia que a Chiqui le daba igual ya que se disfrazaba con sus hijos y huía cuando tocaba de los municipales.
Fue también una mujer innovadora que abrió en 1974, con la ayuda de su marido, un kiosco de prensa en la plaza de Las Barqueras.
Su hiperactividad le impide estarse quieta, por mucho que le insistan sus hijos. Es fácil verla caminar por las calles de Llanes a paso ligero con la bolsa de los recados.
El haber perdido a dos de sus hijos, Agustín de pequeño y a Ramón, a una edad adulta, que era un personaje popular y muy querido, son dos espinas que lleva clavadas en su corazón, pero ni siquiera ese dolor ha conseguido doblegar el espíritu luchador de esta mujer ejemplar.
Emilia Pantiga Fanjul quedó viuda a los 45 años con dos hijos pequeños, teniendo que sacar adelante su hogar, convirtiéndose en lo que ahora se llamaría “mujer emprendedora”. Con una máquina de tricotar tejía prendas para luego venderlas, en una actividad que realizó durante muchos años. Además, las tareas profesionales las compaginaba con las del hogar y con las de criar a sus hijos.
Tras jubilarse, aporta su tiempo libre y su trabajo a la comunidad vecinal participando muy activamente en La Asociación de Pensionistas y Jubilados La Dársena desde 2008, primero como vocal y luego como presidenta hasta el 2021.
En La Dársena ha desarrollado de manera impecable actividades de tipo social, cultural, recreativas y de ocio, etc.
Por si esto fuera poco, de 2008 a 2017 forma parte de la Coral de Llanes, demostrando con ello ese compromiso del ha hecho gala durante toda su vida participando voluntariamente en las propuestas de la vida de la sociedad llanisca.
María Elvira Romano Caballero nació Venezuela, adonde habían emigrado sus padres Luis Romano, de Porrúa, y María Teresa Caballero, de Ardisana. Tuvo una hermana, Carolina, con quien se vino para Llanes en 1966 siendo unas niñas ambas y quedando bajo la tutela de sus abuelas y tías.
Estudiaron en el colegio Divina Pastora, adaptándose a la situación social y política del Llanes de entonces, muy distinta de la Venezuela de su niñez donde disfrutaron de una libertad y un progreso que aún no existían en España.
El 1969 regresan sus padres, instalándose la familia en Poo de Llanes. Se dedicaron a la ganadería, que compaginaban con el merendero Romano. En verano Mª Elvira ayudaba en la hierba y en el merendero.
En este contexto desarrolla un rasgo fundamental de su personalidad: el acercamiento a los demás, independientemente de su clase social y origen.
Cursó sus estudios en Gijón y logró aprobar en Madrid las oposiciones al cuerpo nacional de Maestros de Taller de Escuelas de Maestría Industrial.
Su primer destino fue el Centro Nacional de Formación Profesional de primero y segundo grado de Llanes, más conocido como Maestría, en el que trabajó ocupando distintos cargos y desarrollando infinidad de iniciativas durante 38 años, hasta jubilarse.
Sus alumnos la recuerdan con mucho cariño por ser una profesora siempre alegre y empática, por no rendirse nunca a pesar de las dificultades y por hacer todo lo posible para evitar que los ánimos del alumnado decayesen.
A pesar de estar jubilada, sigue con su labor de asesoramiento y acompañamiento a la juventud del concejo de Llanes.