Cientos de personas han arropado este jueves en las calles de la capital asturiana a la princesa Leonor, que hoy ha protagonizado sus primeros actos en la comunidad que da nombre al título de Heredera de la Corona sin la presencia de sus padres, los reyes, para recibir el título de alcaldesa honoraria de Oviedo y la Medalla de Asturias.
Pasado el mediodía, la princesa ha llegado a la plaza de la Constitución, donde se encuentra la casa consistorial, acompañada de los presidentes del Principado, Adrián Barbón, y del parlamento asturiano, Juan Cofiño; el alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli; la delegada del Gobierno en Asturias, Adriana Lastra, y el ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, entre otras autoridades.
Allí aguardaban cientos de personas para aclamar a la princesa y ser testigos de un importante día para ella, para la ciudad y para la comunidad autónoma.
Rodeada de un amplio dispositivo de seguridad, la princesa ha querido acercarse al público y saludar, muy sonriente, una por una a decenas de personas, en un ambiente amenizado por las tradicionales gaitas asturianas.
Tras dedicar unos minutos a saludar a los asistentes, la princesa ha recibido en la casa consistorial, en un breve acto sin intervenciones, de la mano del regidor el medallón, la insignia corporativa y el bastón de mando municipal que la acreditan como alcaldesa honoraria de Oviedo, un título que su padre, el rey Felipe VI, ostenta desde 1988.
A continuación, doña Leonor se ha dirigido junto con las autoridades hacia el edificio histórico de la Universidad de Oviedo para recibir la Medalla de Asturias, la máxima distinción que concede el Principado.
En una mañana soleada, la princesa ha vuelto a aprovechar el recorrido, de unos 200 metros por calles peatonales en pleno corazón del casco histórico, para ir dando la mano a muchas de las cientos de personas que buscaban saludarla y felicitarla, e inmortalizar el momento con las cámaras de sus teléfonos móviles.
Ya en el edificio histórico de la Universidad de Oviedo, fundada hace más de 400 años, la princesa ha recibido de manos del presidente del Principado la Medalla de Asturias, la máxima distinción de la comunidad autónoma que también se le otorgó a su padre en 1986, en un gesto que según el jefe del Ejecutivo asturiano sirve para renovar «una relación de siglos» entre esta tierra y la Corona.
Doña Leonor, que ha recibido la distinción «con respeto», ha asegurado que lleva «Asturias en el corazón», una tierra que «siempre será la patria querida que dice el himno» y que da nombre al título que la designa «como princesa y, por tanto, servidora de España».
En su breve discurso, Leonor recordó a su bisabuela Menchu y sus historias de la radio, sus paseos por los valles y bosques de Sardéu y las playas de Ribadesella. También hizo hincapié en su afición por los oricios, desvelando que su hermana Sofía es más de pantrucu, “aunque a mí también me encanta”, productos que tuvo ocasión de saborear en más de una ocasión junto a sus abuelos maternos en las sidrerías riosellanas.
La princesa ha expresado lo «a gusto» que se siente en Asturias, tierra de su familia materna, y donde los asturianos la han acompañado «en muchos momentos importantes» de su vida, como su primer viaje oficial de 2018 para visitar la virgen de Covadonga, o su primer discurso en la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias en 2019.
Precisamente, doña Leonor entregará mañana los galardones de este año en una ceremonia que, como es tradicional, presidirán los reyes en el Teatro Campoamor de Oviedo, acompañados también de la infanta Sofía.
La familia real cerrará el sábado su actividad en Asturias con la entrega del Premio al Pueblo Ejemplar, que en esta ocasión ha distinguido a Sotres, una localidad de Cabrales enclavada a más de mil metros de altitud en el corazón de los Picos de Europa.
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