El Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona (GREFA), impulsor del proyecto para reintroducir en España el pigargo europeo tras su extinción en el siglo XIX, ha acusado hoy a la Coordinadora Ecoloxista d’Asturies de «demonizar» la especie con sus acusaciones de que es «catastrófica» para otras y para la ganadería y los animales domésticos.
“No entendemos cómo una asociación a la que se le supone conocedora de las nociones básicas de la ecología de las especies, para argumentar que los pigargos reintroducidos sean retirados utiliza unas fotografías que simplemente reflejan una interacción habitual entre aves rapaces”, ha afirmado en un comunicado el presidente de GREFA, Ernesto Álvarez.
A su juicio, difundir esas imágenes para crear en la opinión pública un rechazo al pigargo europeo, mostrando como un impacto negativo frente a una especie amenazada como el quebrantahuesos lo que es en realidad un comportamiento normal, es un capítulo más del «hostigamiento sistemático» que sufre su proyecto de introducción mediante «falsedades, exageraciones y opiniones alarmistas por parte de ciertos sectores».
El trabajo de campo realizado desde que se puso en marcha el proyecto ha permitido, según GREFA, obtener multitud de imágenes de interacciones de pigargos con otras especies que no reflejan sino lances habituales entre rapaces y otras aves motivados por diversos factores, entre ellos la defensa del territorio, aunque no es el único.
Así, subrayan que, tras más de dos años de seguimiento intensivo y al igual que ocurre en otros países donde está asentado o se ha reintroducido el pigargo europeo, no se han registrado interferencias negativas por parte de los ejemplares liberados en Asturias que pongan en peligro a especies amenazadas ni amenacen a la ganadería o el sector pesquero.
Los pigargos europeos, los más grandes de la especie, cuentan con una longitud que oscila entre 70 y 90 centímetros y una extensión de alas de 2 a 2,5 metros y se trata de un ave sociable con su propia especie aunque de adultos se mantienen solitarios o en pareja.
El proyecto para la reintroducción de esta especie generó malestar entre varias organizaciones conservacionistas que advirtieron de que su presencia en el Principado no estaba documentada y que se trataba de un depredador de peces y de aves acuáticas como el cormorán moñudo, cuya población está en declive.
