Las lluvias torrenciales de la pasada madrugada han causado serios problemas en la villa de Ribadesella. Lo más grave, el desprendimiento que se originó en la carretera del faro, en la misma zona donde la ladera había argayado hace un año, en el mes de febrero de 2018. Este segundo deslizamiento obligó a cortar la carretera y a recomendar el desalojo de una treintena de chalets pertenecientes a la urbanización Sella Mar. Se trata de viviendas unifamiliares adosadas a la misma ladera que, en su mayor parte, están deshabitadas en esta época del año. Del total, solo tres o cuatro pueden tener inquilinos.
Según explicó el concejal de obras y servicios, Enrique Gancedo, el desprendimiento “impresiona bastante”. Es mayor que el del año pasado y se produjo unos metros más arriba que el anterior. “Ahora hay dos zonas afectada, la del año pasado y esta nueva más próxima a las viviendas sociales de Monte Somos”. Aunque la carretera no se ha visto afectada directamente, el Ayuntamiento de Ribadesella optó por cerrarla al tráfico para evitar cualquier otro accidente. “Mas vale prevenir”, dijo Gancedo.
Por otro lado, la carretera de San Pedro quedaba cortada por la acumulación de unos treinta centímetros de agua y los sumideros también provocaron pequeñas inundaciones en el barrio del Cobayu, en la calle donde está ubicada la bolera. “El agua salí por las alcantarillas, algo que yo nunca había visto desde que soy concejal”.
Además, los vecinos de Ribadesella vigilan a esta hora la ría del Sella para comprobar su comportamiento en la pleamar de las 18:14 horas. Todo apunta que esta vez no se va a repetir la inundación de la pasada madrugada, cuando la coincidencia de fuerte oleaje y mar arbolada, con media riada y una pleamar de coeficiente 100 a las 5:46 horas, provocó el desbordamiento de la ría por el puerto y sus calles adyacentes. La siguiente pleamar será a la 6:34 horas del jueves.
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