Al margen de la mala imagen que ofrece a cuantos visitan el suroccidente del concejo de Ribadesella, la carretera AS-342 que une los pueblos de Torre (Ribadesella) y Collía (Parres) es un “auténtico peligro”. Así lo afirman quienes se ven obligados a transitar todos los días por esta carretera, riosellanos que residen en los pueblos de Alea y Linares, fundamentalmente.
Según denuncian, no solo hay argayos “sin señalizar” sino que algunos de esos argayos no se ven debido “al matorral que crece y crece en las cunetas”. Son tan peligrosos que, si un vehículo se arrima demasiado, “se aparta más de la cuenta” cuando se cruza con otro coche, corre el riesgo de precipitarse terraplén abajo.
La espesura de la maleza que se acumula en las cunetas tampoco deja visibles las pocas señales existentes en la carretera ni los quitamiedos, “hasta arriba de broza”. En el recorrido, también se pueden ver árboles secos a punto de caer “que nadie quita”.
A todo ello se une la enorme cantidad de baches que se suceden por la calzada y que convierte en una “odisea” circular por esta carretera con el consiguiente y continuo consumo de neumáticos. “Esta dichosa carretera está peor que una caleya”, afirman los vecinos.
Debido a la falta del más mínimo mantenimiento, los usuarios de la AS-342 piden que antes de proceder a su reparación integral -anunciada la semana pasada- se proceda a la limpieza y al desbroce de las cunetas “porque no se ve un carajo y estamos hasta las narices de tanto abandono”.
Y a pesar de tantos años de espera, confían en que esta vez salga adelante la actuación comprometida y presupuestada en 1.672.071 euros para la construcción de seis nuevos muros de contención, la mejora del drenaje transversal, la extensión de una nueva capa de aglomerado, la renovación de la señalización horizontal y vertical, además de la renovación de las barandillas de los puentes.
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