La Cofradía de Pescadores de Ribadesella se cae a pedazos. Las humedades y filtraciones de agua que soporta este viejo edificio lo están llevando a la ruina si antes no se remedia. El hormigón que forma parte de su estructura está perdiendo firmeza y ha comenzado a desprender de las vigas transversales de la cancha de ventas.
Las recientes e intensas lluvias del puente de La Constitución y La Inmaculada fueron la gota que colmó el vaso. El agua se filtró por las paredes y llegó a encharcar la galería superior reservada para los compradores. A partir de ahí, el daño se extendió a la vigas inferiores y provocó el desprendimiento de algunos hormigones. Por ejemplo, en el arco de entrada a los viveros de marisco.
La presencia de humedades en las paredes es general y visible en todas las estancias. En los aseos no se puede encender la luz porque saltan los diferenciales y deja a toda la rula sin energía eléctrica.
La situación es tercermundista y también afecta a los lugares que suelen visitar los turistas en las visitas guiadas que organiza la Oficina de Turismo de Ribadesella. Tal y como está la rula sería conveniente anular esas visitas, porque el edificio, en estos momentos, no está para enseñarlo a nadie.
La Cofradía de Pescadores de Ribadesella fue construida en 1933 por el arquitecto Manuel García Rodríguez. Desde el 5 de febrero de 2018, este edificio está incluido en el registro de la Fundación DOCOMOMO (Documentación y Conservación de la Arquitectura y Urbanismo del Movimiento Moderno) en el nivel B.
Hoy en día necesita que alguien lo salve del ostracismo al que se encuentra sometido. Requiere de una actuación integral que permita recuperar todo el edificio.
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