El insólito avistamiento de un tiburón blanco de grandes dimensiones en aguas del Cantábrico, a escasas diez millas de la costa, en la vertical de Ribadesella, se ha convertido en el tema de conversación en la comarca. Esta vez no hay duda. Si lo del monstruo del Lago Enol fue un auténtico fiasco, lo del tiburón blanco del Cantábrico es una auténtica realidad porque así lo atestiguan los vídeos grabados por el patrón de la embarcación náutico-deportista que en la mañana del pasado sábado se encontró con semejante bestia.
El protagonista de esta historia es Juan Carlos González, un vecino de Garaña de Pría, socio del Club Arra de Ribadesella, en cuyo puerto tiene amarrada su embarcación. Esa misma mañana, cuando estaba fondeado, preparando los aparejos para iniciar la pescar, “vi una aleta de lejos, aunque pensé que era una tintorera o un marrajo, que son bastante habituales en esta zona”. Pero cuando el tiburón se acercó a su embarcación y “pasó por debajo de la lancha vi el tamaño y la fila de dientes y ya me di cuenta que se trataba de otra cosa, quizás del mismo tiburón blanco que se vio en A Coruña a principios de mes”.
Aunque estaba seguro en la lancha, Juan Carlos reconoció que el tiburón despertó en él cierta incomodidad. De hecho, “rozó el casco del barco con el lomo en dos ocasiones y estuvo alrededor de dos horas dando vueltas alrededor”. Quizás esperaba que le lanzaran comida, “o estaba calibrando si había algo para comer en la lancha”, añadió. Durante ese tiempo Juan Carlos se dedicó a disfrutar del momento y a grabarlo con su teléfono móvil, “porque esto es una cosa muy rara”. Un tiburón blanco con un tamaño entre 4 y 5 metros de longitud “si lo comparamos con la eslora de la lancha”.
La presencia de este escualo en la vertical de Ribadesella coincidió con el Campeonato de Asturias de Surfski que el mismo sábado se celebró en Ribadesella con un buen número de piragüistas en competición. Hablamos de deportistas que suelen entrenar frente a la costa riosellana varios días a la semana. Entre ellos Walter Bouzán, deportistas que suele encontrarse con delfines y atunes, pero nunca con tiburones tan grandes. “Nosotros solemos salir paralelos a costa una o dos millas mar adentro y aunque seamos los extraños y estemos desprotegidos seguiremos saliendo, porque esto no es normal que suceda y creo que son inofensivos”, dijo. Es mas, sus conocidos en Sudáfrica y Australia acostumbran tener encontronazos de este tipo “y nunca hubo ataques a piragüistas, así que esperemos que este no sea el que se tuerza”, añadió.