El Ayuntamiento de Ribadesella talaba en la jornada de ayer los siete pláganos enfermos de la Plaza Nueva. Tras hacer la misma operación en La Atalaya, en la histórica Plaza del Ganau, ayer le tocó a la plaza principal de la villa, centro neurálgico de fiestas y celebraciones de toda índole y condición. “Teníamos que quitarlos sí o sí por motivos de seguridad, al igual que ocurría en La Atalaya”, afirmó el concejal de obras, Alejandro Alonso.
Ahora toca replantarlos con ejemplares de la misma especie, aunque en este caso el proceso será más lento ya que también se pretende modificar el modelo de alcorques existentes. “Queremos rebajarlos para eliminar la barrera arquitectónica que tenemos, por lo que la obra será más complicada y llevará mas tiempo”, explicó el concejal. Además, como el Plan de Sostenibilidad Turística prevé actuaciones en las dos calles colindantes (Comercio y Gran Vía), “quizá se deje para cuando hagamos toda esa obra”, añadió Alonso.
Tras la tala de los siete pláganos, en la Plaza Nueva quedan trece en pie. Los nuevos plantones tienen un crecimiento muy lento. Los que se plantaron en La Atalaya tienen entre diez y doce años y su tronco solo mide cinco centímetros de diámetro, “pero llevan un mes plantados y ya tienen una cantidad de hoja estupenda, con lo que saldrán adelante”.
Según el informe de Cultura, los nuevos árboles deberán situarse en la “misma posición” que los talados para preservar las alineaciones originales, garantizando unas condiciones adecuadas para su desarrollo: alcorques de tamaño apropiado y permeables al agua y que posibiliten la necesaria transpiración.