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Una vecina de Vibañu (Llanes) que lleva un año viviendo entre los escombros de su casa reclama una solución habitacional

Llanes Sociedad

En estos días en los que no quitamos la mirada de Valencia y de los municipios asolados por la DANA, nos hemos encontrado con el grave problema y situación de abandono en el que se encuentra una vecina de Vibañu, María del Carmen Campo, residente en esa localidad llanisca desde hace casi tres décadas. 

Hace un año, el 5 de noviembre de 2023, debido al fuerte viento se vino abajo gran parte del tejado de la vivienda en la que lleva todas estos años residiendo. Desde entonces no ha encontrado otro lugar en el que fijar su residencia, aunque sea de forma provisional. Está reclamando una solución habitacional que no llega a pesar de las gestiones llevadas a cabo. Doce meses después su vida sigue entre los escombros de su casa en Vibañu. 

Su primer paso fue dirigirse a los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Llanes donde le propusieron una ayuda de 1.500 euros “con la que no tengo ni para empezar”. En el mismo Ayuntamiento solicitó una vivienda de emergencia, “pero como no tenían me propusieron la opción de Villamayor”, en el concejo de Piloña. Se intentó ante el Principado y le buscaron otra vivienda en Gijón, “pero no la puedo aceptar porque me han diagnosticado Fibrosis pulmonar y tengo que someterme a un trasplante en el Hospital de Valdecilla, me queda muy lejos”, explicó. 

María del Carmen no tiene familia y sus únicas amistades las tiene ubicadas en Vibañu, el pueblo en el que se siente verdaderamente arraigada. Por ese motivo, intentó presentar una solicitud para que el Ayuntamiento le alquilara la vivienda de las antiguas escuelas de Rales. “Me quedé sin ella porque tenía que presentar una oferta económica y como mi puja no fue la que ellos esperaban me la denegaron”, añadió. Sus únicos ingresos proceden del Salario Mínimo Vital. 

La situación de María del Carmen es muy complicada ya que a la deficiencia habitacional se le unen los problemas de salud. Está viviendo en una casa centenaria de dos plantas en la que, tras el derrumbe del tejado, han desaparecido tanto la cocina como su habitación. Hace vida en la planta baja y en la única estancia de la planta superior que se mantiene en pie. El desván también ha desaparecido. Considera que, debido a la antigüedad de la casa, tiene una difícil rehabilitación. Reclama una solución habitacional de urgencia al entender que se encuentra en situación de vulnerabilidad.

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