La ovación fue unánime. El concierto que la soprano Bridget Bazil ofreció este sábado en la segunda noche del RibadeJAZZ 2022 ha sido inolvidable. El hermanamiento de las aguas del río Sella, donde actuó y las del Misisipi, donde nació, sirvió para emulsionar una poción mágica de embriaguez general. Todos los asistentes se sintieron atrapados por su espíritu sureño y todos aplaudieron a rabiar y cantaron si cesar.
No fue fácil. La soprano tuvo que calzarse el mono de trabajo para embrujar a un indiferente público que, desde un principio aplaudía, pero se negaba a corear sus canciones. Bridget se vio obligada a abandonar el escenario y bajar a pie de plaza para que todos, sin excepción, la acompañaran como fieles e incondicionales seguidores. Y nada mejor para conseguirlo que la mágica canción gospel titulada Oh happy Day, pieza que llegó a interpretar a coro junto a una espontánea, Ana, vecina de Miguel Esteban (Toledo).
Ese fue el culmen final a una fiesta que parecía imposible. Porque la cantante solo estuvo acompañada por el piano del francés, natural de Burdeos, Vicent Balse y otras dos voces femeninas que le hacían los coros. Nunca antes habíamos escuchado tanta sonoridad con tan poca cosa. A Bridget Bazile le sobraba hasta el micrófono. Su concierto de música espiritual y gospel será imperecedero en los anales de este Festival de Jazz de Ribadesella.
El encargado de cerrar el festival será, esta noche de domingo, Gecko Turner, artista extremeño que llega a esta 27º edición con un concierto cargado de funk, pero en el que tampoco faltarán piezas obligatorias en su repertorio como el ya famoso Guapapasea!
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