Ribereños del Sella siguen denunciando la endeble situación ambiental que presenta este río oriental, antaño muy salmonero. Aseguran que baja “muy contaminado” y afirman que se está quedando sin alimento para los peces. “En un desierto los peces no pueden vivir. Si no hay larvas, si no hay nada que comer porque están los lechos empobrecidos, no hay peces, se mueren porque no tienen que comer”, afirmaba hoy Carlos Blanco, un veterano ribereño de Santianes del Agua (Ribadesella).
A su juicio, el río Sella está este año peor que el año pasado, “ha empeorado”, porque ahora mismo “no se ven ni muiles”. Truchas “hay cuatro perdidas por este desierto y nadie ha visto una cola de salmón”. Ni sus colegas, habituales de El Barco de Arriondas, han visto nada. Su contaminación es la principal causa de esta pobreza piscícola y si la playa de Ribadesella se cerró dos veces el verano pasado fue “por la contaminación que viene del río”, añadió.
Esta mañana, Carlos Blanco se ha pasado por La Requexada, para hacer algún lance pero dado el nivel de entrada de salmones que tiene el río, “igual da estar aquí que en casa”. Hoy en día “todo el mundo se aburre”, aunque no dejará de hacer sus visitas diarias a la ribera del Sella porque también le sirven de “terapia, por mucho que la gente no lo entienda”.
Así, el Sella ha cerrado hoy su tercer día consecutivo en blanco. Junto al Eo y el Esva sigue esperando por su campanu para poder subastarlo a los cuatro vientos bajo el puente de piedra de Cangas de Onís. Pero a este paso nadie sabe cuándo llegará ese día. De momento solo se han pescado dos salmones, los campanos del Narcea y de Cares.
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