La reconstrucción de la ladera afectada por un argayu en el acceso a la playa de La Atalaya es mucho mas compleja de lo inicialmente esperado. Según el concejal de obras del Ayuntamiento de Ribadesella, José Luís Díaz Bermúdez, las circunstancias son “preocupantes” al tratarse de un argayu de “cierta enjundia”.
El primer problema que presenta es el de la altura que ha alcanzado el desprendimiento y que ronda los 8 ó 10 metros. Es decir, “habrá que hacer un saneamiento en condiciones”. El segundo tiene que ver con el lugar donde se produjo, un espacio muy estrecho por el que no se puede meter una pala para llevar a cabo los trabajos, “así que habrá que contratar una cesta elevada para retirar los raigones y sanear la zona adecuadamente”, añadió Bermúdez.
Los técnicos municipales aún están valorando las posibles soluciones, pero todo apunta a que un muro de contención “no será suficiente” para sostener la ladera y proteger a los viandantes “porque tiene demasiada altura”. La solución podría pasar por “ataluzar hacia el interior” para reducir el desnivel de la ladera perteneciente a un monte comunal. Es decir, abrir terrazas a diferentes niveles para garantizar su estabilidad. “Es una zona muy sensible y peligrosa. Se trata de una zona de acceso y hay que dejarla en unas condiciones impecables”, añadió José Luís Díaz Bermúdez.
El Ayuntamiento de Ribadesella también continúa buscando una solución a los hundimientos de la calzada aparecidos en la carretera RS-2, un problema aún mayor que el de La Atalaya. De momento, se ha pedido presupuesto a varias empresas para actuar por la vía de urgencia. “Habrá que construir una escollera de unos 4 a 6 metros en una carretera muy concurrida, así que estamos hablando de una obra de calado por envergadura y cuantía económica que llevará su tiempo”, afirmó el concejal de obras.
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