
El alcalde de Ribadesella, Paulo García, ha manifestado una vez más su total preocupación con el corte del puente al tráfico rodado de vehículos durante las últimas quince semanas del año para acometer las obras de ampliación. Por ese motivo, la reunión de ayer en la Delegación del Gobierno le dejó un sabor “agridulce” porque ese periodo de cierre puede ser “devastador” para el municipio.
El regidor se comprometió a mantener un contacto permanente con la Delegación del Gobierno y el resto de grupos municipales para encontrar las mejores soluciones al cierre bien con “alternativas rodadas, con una embarcación o de la forma en la que se consiga el mayor consenso”, añadió. Hay ocho meses por delante para solventar la situación.
La propia delegada, Adriana Lastra, reconoce que el corte es un “trastorno y una dificultad”, pero se comprometió a buscar soluciones a los inconvenientes establecimiento protocolos de actuación con los servicios de emergencia, sanidad, educación, servicios sociales o el 112, “con quien sea menester para que los trastornos sean los mínimos posibles, porque no hay otra manera posible de hacer el puente”.
Según Lastra, “las pilastras están tan mal que no sujetarán la infraestructura necesaria para mantener un carril abierto”. Por ese motivo, se ha optado por utilizar un sistema de grúas autopropulsadas para instalar el nuevo tablero. Con este sistema, se aumentará el ancho del tablero a los 13,15m añadiendo el carril-bici bidireccional.
Como el Ayuntamiento de Ribadesella debe aprobar ahora ese modificado con carril-bici, el alcalde ya adelantaba esta mañana en la COPE que por su parte no hay ningún inconveniente. “Como no lo vamos aceptar después de tanto tiempo luchando por él”, afirmó.
Es más, teniendo en cuenta que el Ministerio ha accedido a incluir este carril-bici, el equipo municipal de Gobierno seguirá reclamando el paso inferior que comunique los paseos peatonales situados a ambos lados del puente (Letizia y Vencedores del Sella). “No descartamos más sorpresas como la de ayer”, añadió.
Así las cosas, lo que ahora mismo le quita el sueño a Paulo García es el cierre total del puente al tráfico rodado de vehículos. Se habla de quince semanas, pero nadie descarta que ese periodo pueda alargarse teniendo en cuenta el mal estado de las pilastras.
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