Si les hablamos de Gloria Peón Arduengo a lo mejor no saben a quien nos estamos refiriendo. Pero si les digo que también se la conoce como Gloria la de La Nansa de Ribadesella seguro que se ubican perfectamente. Pues bien, después de varias décadas en el mundo de la hostelería local, Gloria se ha jubilado. Su familia y amigos quisieron agradecerle su dedicación con una fiesta sorpresa celebrada en la noche de ayer. “La verdad es que no contaba con ello y me sorprendieron, fue muy emotivo y emocionante”, aseguró.
Gloria y su marido Juan Bulnes asumieron las riendas de La Nansa el 9 de marzo de 1984. Por aquel entonces vivían en Gijón, “pero mi marino se quedó al paro, nos lo ofrecieron y no lo pensamos dos veces”. Nunca se arrepintieron del paso dado entonces, porque, aunque nunca habían trabajado en la hostelería todo fue cuestión de ponerse manos a la obra. Juan en la barra y Gloria en la cocina. “Como dicen, a la fuerza ahorcan y allí fuí aprendiendo para salir adelante”, afirmó. Con el tiempo se especializó en tapas como las patatas bravas, el pulpo o el pollo al ajillo.
En marzo del año que viene Gloria cumpliría 37 años en La Nansa. Juan, su marido, ya se había jubilado ocho años atrás. Ahora disponen de todo el tiempo del mundo para los dos. Sus hijos, Arantxa y Borja asumirán las riendas del negocio y mantendrán una tradición chigrera que va camino de los cuarenta años. Fueron casi cuatro décadas en las que “hubo de todo, momentos, buenos y malos”, aunque Gloria confía en que dos de sus tres hijos “sigan tan bien como hasta ahora, con los mismos clientes y con las mismas ganas porque se criaron en ello y tienen experiencia”.
En bar La Nansa había sido inaugurado por el riosellano Joaquín Laso en el año 1982. Se convertía, por aquel entonces, en uno de los pocos chigres del muelle riosellano. Hoy en día, tras el boom de la hostelería ya no se cuentan con los dedos de las dos manos.