El tradicional Entierru la Sardina puso punto final este lunes al Antroxu riosellano. Doña Sardina Salona fue quemada en su lata en la Rambla la Barca tras ser juzgada y condenada por las numerosas fechorías cometidas a lo largo del último año. Su abogado defensor nada pudo hacer ante un implacable fiscal que la arrinconó hasta la condena final. Tras su ensañamiento, al juez no le quedó mas remedio que condenarla a la hoguera, las pruebas eran evidentes.
La sardina estuvo detrás del vuelco electoral del pasado mes de mayo, de la instalación del polémico foto-rojo en la carretera de la estación, del cierre de la playa de Santa Marina por una desagradable contaminación o de la repentina e inesperada descalificación del concurso lumínico navideño y es que la vida, al final, no es como una caja de bombones. También fue considerada culpable del lento caminar de las obras de ampliación del puente. Pronto se cumplirá el primer año de su inicio y aún no se aprecia progreso alguno.
Doña Sardina Salona fue incinerada en la bahía bajo una descarga de fuegos artificiales y al ritmo de gaita y tambor. Su apenada familia lloró su muerte hasta la extenuación, pero unos apagaron su duelo con bebidas espirituosas y otro con unas dulces compuestas.
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