El agua que llega a muchos hogares del municipio de Ribadesella no presenta las condiciones mínimas de higiene exigidas para un servicio de esas características. Así lo creen quienes residen en la margen izquierda del río Sella. Es decir, en la zona de la playa y barrios colindantes con el arenal de Santa Marina o en los núcleos rurales del concejo que se dispersan por la zona occidental y se abastecen de la misma red municipal. Entre ellos, los pueblos de Vega, Torre y Barreu.
Cansados y hartos de soportar esta incomodidad, algunos de estos vecinos han decidido levantar la voz. Unos piden actuaciones como las que el Principado de Asturias anunciaba la semana pasada para la localidad de Arriondas, inversiones directas contra la turbiedad del agua. Otros se limitan a levantar la voz para ver si alguien toma nota y responde a sus demandas. Entre estos últimos se encuentra Carlos Jiménez Escolano.
Este vecino de Vega ha asegurado que en los últimos días han pasado de un problema “escalonado y ocasional” con agua turbia cada vez que llueve a una situación insoportable. “Ha llegado a un punto en que hasta el agua huele mal. Ni te puedes lavar los dientes ni te puede duchar, ni cocinar. Tenemos que recoger agua en las fuentes naturales de la zona porque sin no es imposible hacer nada en casa”, denunció.
Y el suyo no es un problema individual, “porque yo he recibido la mista queja de muchos de nuestros vecinos tanto de Vega como del resto de pueblos de la zona”. Estos ciudadanos confiaban en que el problema pudiera solucionarse con la llegada del período electoral, pero en lugar de mejorar ven que ha empeorado. También reconoció que no han trasladado su queja al Ayuntamiento porque en Vega “ni tenemos alcalde, ni junta de agua ni nada de nada, así que tampoco sabemos si se está clorando debidamente”. Cree que están ante un “problema sanitario y muy serio”.
Los problemas con el abastecimiento de agua en toda esa zona del concejo de Ribadesella se remontan al año 2001, cuando la construcción de los túneles del Fabar en la autovía del Cantábrico provocaron la desaparición de los manantiales naturales de Berbes. El Ministerio de Fomento respondió indemnizando al Ayuntamiento de Ribadesella con 1,7 millones de euros y construyendo una Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) muy cerca de los túneles. Sin embargo, esta nunca se pudo poner en marcha debido al exceso de hierro existente en el agua.
La última solución propuesta pasa por la construcción de un nuevo depósito de agua para regular y controlar la calidad de las aguas de infiltración procedentes de los túneles de Fabar. La obra fue licitada por el Ministerio de Fomento en octubre de 2017 con un coste de 679.575 euros, pero a día de hoy sigue sin terminarse. El nuevo depósito quedará ubicado a la salida del túnel, dirección Oviedo, a la altura del núcleo rural de Berbes, muy cerca de la ETAP. La obra tenía que haberse acabado en el verano de 2018, pero a día de hoy no se sabe nada.