La 14ª edición de Los Encuentros Manos Curtidas de Ribadesdella recibió esta tarde la visita de un torbellino de 99 años de edad, la riosellana Ana Morán López, una mujer irrepetible que formó parte de la terna de entrevistas personalizadas que anualmente dirige Javier Mateos. Junto a ella, Maruja Martínez y Angeles Blanco.
A preguntas del interlocutor, las tres fueron desgranando los episodios mas sonados de sus vidas, pero la primera también regaló al público presente dos momentos musicales, interpretando ‘Les barandillas del puente’ y entonando el Himno de Asturias con el que todos a coro cerraron el acto organizado por la tertulia femenina El Garabato.
Los encuentros sirven cada año para entregar el premio Manos Curtidas que, en esta edición, fue para el proyecto Comunícate con PELA, una iniciativa de Paula Corteguera y su marido Pelayo García, enfermo de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) desde hace cinco años. Ninguno de los dos pudo acudir al acto, pero enviaron un vídeo de agradecimiento. Marta Corteguera, hermana de Paula, «su soporte y apoyo» y comprometida con el proyecto, fue la encargada de recoger en su nombre el galardón.
Su proyecto busca mejorar la vida de los enfermos de ELA proporcionándoles las herramientas necesarias para que puedan comunicarse con los demás con la ayuda de un ordenador asistido y sus pupilas. «Esta familia nos llena de admiración y por eso este año les entregamos el galardón», explicó El Garabato.
Desde hace tres años, estos encuentros sirven también para reconocer a una saga familiar con, al menos, cuatro generaciones de herencia empresarial. Este año, la distinción fue para Los Carretos, la familia de la firma Pescados Gutiérrez, llegada a Ribadesella en los años veinte del siglo pasado procedente de Niembro, del vecino concejo de Llanes. Aquel matrimonio llegó a la villa con una carreta, herramienta que les permitió ganarse la vida y recibir el correspondiente sobrenombre.
Nueve hijos tuvieron y todos se incorporaron a la empresa familiar de transporte. Con el tiempo, fueron los primeros en contar con un vehículo refrigerado en la comarca y tras la guerra reanudaron la actividad repartiendo pescado por las localidades limítrofes con el puerto del Pontón. Su primera pescadería la abrieron en la calle Manuel Caso de la Villa y mas tarde otra en la Plaza de Abastos. Hoy en día «son parte de la historia de Ribadesella».
Noticias relacionadas
El Principado ultima las ayudas directas de 15.000 euros anuales al centenar de asturianos enfermos de ELA
Entrevista LUCI CELORIO (Homenaje Póstumo a Cheché) y SONIDOS DEL ENCUENTRO MANOS CURTIDAS