Triunfar en el mundo de la empresa y los negocios nunca ha sido fácil. Siempre surgen trabas y miedo al fracaso. Pero en la historia de Ribadesella encontramos claros ejemplos de arriesgados jóvenes que, en su día, se lanzaron a cruzar el Atlántico en busca de fortuna y la consiguieron. Aquellos indianos del siglo pasado han sido el ejemplo para que otros emprendedores, sin marcharse de España, también hayan logrado saborear las mieles del éxito profesional. Entre estos últimos se encuentra Manolo Cuétara Pandiello, gerente de cinco restaurantes Mac Donald’s en la provincia de Tarragona y a las puertas de abrir el sexto.
El que fuera primer propietario del Burguer K1 de Ribadesella se ha convertido en adalid de un insólito K6 en tierras catalanas que da empleo a mas de trescientas personas. Allí no solo es el Príncipe de la Hamburguesa sino que, además, ejerce como el mejor Embajador de su patria chica, de la villa y concejo de Ribadesella. De hecho, no son pocos los tarraconenses que ya la han visitado atraídos por las entusiastas sugerencias de este reconocido empresario. Como Manolo Cuétara lo vive todo con pasión, al igual que proclama a los cuatro vientos las excelencias turísticas de Ribadesella también defiende con determinación la calidad y seguridad alimenticia de la marca que allí representa.
Por ese motivo, es una persona respetada y considerada en ambos lugares, aunque personalmente también se siente un poco extraño en los dos. Un desarraigo que, con Ribadesella, intenta remediar cada vez que se acerca a su casa de descanso en Sardalla. En su atalaya espectacular al estuario del Sella y la Sierra de Santianes ejerce todos los años como el mejor anfitrión de vecinos, amigos y familiares, gentes con las que se niega a perder conexión. Ellos son los que le unen a sus raíces sociales y por eso, siempre intenta agasajarlos de la mejor manera posible.
Este empeño personal de Manolo Cuétara es el que ha llevado a otro empresario local y amigo personal, el detallista del souvenir Roberto Gómez Crego, a recompensarlo con la máxima de sus distinciones, una réplica del Bergantín Habana, símbolo heráldico y de la historia indiana de Ribadesella. Cuétara no es el primero que recibe esta réplica. Antes la recogieron Menchu Alvarez del Valle, los Reyes de España, el fallecido Eugenio Campandegui y Pepu Hernández. Pero en su caso, cuenta con una doble motivación ya que, al haberse casado con Marta, una cubana de Camagüey con la que tiene dos hijos, Gómez Crego entiende que Cuétara es el máximo exponente del hermanamiento que Ribadesella tiene con Cojímar desde hace tantos años como los que lleva viviendo en Salou.
Este pionero de la promoción turística local y comarcal, uno de los impulsores de la extinguida asociación Fomento del Turismo de Ribadesella (FOTURI), continúa volcado en esos ambientes. Antes lo hacía en la Costa de los Picos de Europa y ahora en la Costa Daurada. Y desde aquella lejana atalaya observa el languideciente futuro de la villa que lo vio nacer. Por esa razón lanza un consejo particular a quien quiera escucharle. La mejor empresa que se puede crear ahora mismo en Ribadesella pasa por la construcción de un aparcamiento con 800 plazas.
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