La consejera de Cultura, Política Llingüística y Turismo, Berta Piñán, ha visitado esta mañana la cueva de El Pindal, en Pimiangu (Ribadedeva), con motivo de su reapertura al público en un día en el que también se reanudan las visitas en las riosellanas cuevas Tito Bustillo y La Cuevona de Ardines, el castro de Coaña y el llanisco Ídolo de Peña Tú.
Las cuevas han adaptado los turnos y los pases a las medidas de salvaguarda y protección ante la actual emergencia sanitaria. Así, en Tito Bustillo solo se admiten 25 personas al día repartidas en cinco pases diarios, desde las 11:00 hasta las 17:00 horas. El Pindal también reduce las vistas a grupos de 5 personas con un máximo de 15 diarias repartidas en tres pases a partir de las 10:30 horas y cada 90 minutos, aproximadamente.
La Cuevona de Ardines, que abrirá a las 10:15 horas, ofertará dos pases fijos a las 11:45 y a las 16:15 horas, con cinco personas máximo. El Ídolo de Peña Tú abre de 10:00 a 17:00 horas y tendrá pase libre siguiendo las instrucciones del vigilante.
Piñán, que ha estado acompañada por el director general de Cultura y Patrimonio, Pablo León, y por el alcalde de Ribadedeva, Jesús Bordás, ha recordado que la reapertura de las cuevas con arte rupestre se produce una vez que han podido cumplimentarse los protocolos que garantizan la seguridad de trabajadores y usuarios.
De hecho, además de reducir sus aforos, también será obligatorio el uso de mascarilla “porque refuerza la seguridad, porque son cuevas, espacios con una volumetría limitada, así que las mascarillas son obligadas”. La consejera de Cultura ha valorado la importancia del Documento Técnico para cuevas, yacimientos arqueológicos y monumentos, publicado como herramienta para salvaguardar la vuelta a la actividad de los yacimientos rupestres.
La cueva de El Pindal, visitada hoy por la consejera, fue declarada Patrimonio Mundial en 2008, al igual que Tito Bustillo, La Covaciella, San Román de Candamo y Llonín. Además, este este año 2020 han sido declarados Bien de Interés Cultural (BIC) la cercana capilla de Santu Medé y los restos del monasterio de Santa María de Tina, lo que configura en este ámbito del extremo oriental de Asturias un conjunto patrimonial de excepcional interés.
La cueva de El Pindal es una larga galería de ancha boca que se abre a pocos metros del acantilado en un paisaje de una gran belleza. Cobija una de las más bellas muestras del arte paleolítico de la región, formado por un grupo de representaciones animalísticas, entre las que destacan, por la rareza de este tipo de manifestaciones en la cornisa cantábrica, las figuras de un pez y de un mamut.
A estos temas se unen otros de carácter simbólico cuyas interpretaciones aún siguen siendo un desafío: puntuaciones, claviformes, bastoncillos, triángulos y un laciforme se intercalan en la composición. En la ejecución de la obra de El Pindal el hombre prehistórico se sirve de la pintura, predominantemente roja, y el grabado. La mayor parte de las imágenes se dispone a lo largo de la pared derecha, y se agrupa en varios conjuntos diferenciados de los que destaca el Panel Principal, que acoge la mayoría de las representaciones.
La figura más famosa de la cueva es una representación del contorno de un mamut. Pintado en rojo y de perfil, técnicamente está realizada con un trazo seguro y bien proporcionado, lo que denota un dominio por parte del artista. En el centro de la representación aparece una mancha de color rojo, probablemente restos del color con el que estuvo pintado todo el interior de la figura.