La Cuevona de Ardines va camino de convertirse en un auditorio natural de primer orden. Desde hace años acoge los conciertos de música clásica que cada mes de agosto se repiten en Ribadesella, evento que en su última edición ha incluido, por primera vez en la historia, un recital de música folk, la del dúo local Baxel. Además, el pasado fin de semana daba otro salto cualitativo al acoger un concierto inclusivo e internacional. Estuvo protagonizado por el cuarteto francés Bacchantes. En este caso hablamos de un compendio musical en el que se han fusionado estilos indie, rock, folk y barroco gracias a las cuatro sopranos que integran la formación junto a los instrumentos que ellas mismas hacen sonar: guitarra, batería, teclado y armonio indio. El resultado ha sido “maravilloso” y el público abandonó La Cuevona “feliz y contento” a pesar de los trescientos escalones que hay que subir para alcanzar su interior.
Así lo han destacado quienes tuvieron la oportunidad de vivirlo en directo en el marco de la decimoprimera edición de La Xata La Rifa Festival y así lo describió su promotora, Mónica Cofiño: “Ha sido un viaje telúrico, porque es una localización muy especial por su acústica y en el que el público tuvo la doble opción de escuchar el concierto en acústico o con cascos en una inmersión sonora que les permitía escucharlo de forma mucho más interiorizada”, explicó. Cofiño tenía “muchísimas ganas” de llevar sus espectáculos a La Cuevona de Ardines y espera poder repetirlo el año que viene y en el futuro. Además, en esta primera ocasión tuvo la oportunidad de acompañar a las Bacchantes con la interpretación de una de sus coreografías. Esta bailarina y performer asturiana tuvo ocasión de jugar con su sombra proyectada sobre las paredes de la caverna, “un momento muy mágico para mí en el que tuve ocasión de improvisar, algo que me encanta”, afirmó.
Este era el segundo evento incluido en el programa del XI La Xata la Rifa Festival, espectáculo alternativo que este año regresaba a sus orígenes. De hecho, comenzó el 30 de septiembre pasado en la Bahía de Niembru con el pedalo-piano flotante. El viernes, tras abandonar el medio acuático, se introdujo en la oscuridad y cavernaria Ardines y el domingo regresó a la calidez de los bosques de Piloña, donde los asistentes disfrutaron a una sesión vermú en la que hubo música y se degustaron setas, en concreto shiitake, en una mágica jornada gastromusical con la viola de de Sara Muñiz. El sábado 14 regresarán a La Benéfica de Piloña con mas baile, mas música y la rifa de la xata de este año.
FOTOGRAFÍAS David Aguilar
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