A la búsqueda de nuevas pistas y vestigios sobre la vida y obra de Enriqueta González Rubín (1832-1877), la escritora mas ilustre de Ribadesella, se le siguen sumando adeptos. Primero fueron los habitantes de su pueblo natal, Santianes del Agua, quienes se pusieron manos a la obra y quienes de forma incansable mantienen abiertas todas las pesquisas. Mas tarde se incorporaban un grupo de mujeres del concejo de Piloña, donde la escritora vivió los últimos años de su vida y donde definitivamente fue enterrada.
Pues bien, a esos dos frentes abiertos de sondeos e indagaciones se les ha unido un tercero, el pueblo de Lloviu. El motivo parece mas que evidente. Todo apunta a que Enriqueta González Rubín, de la que se sabe muy poco, vivió varios años en Lloviu antes de casarse y fijar su residencia en Piloña. “Es como nuestra presidenta Liliana Traviesa, que nació en Santianes, pero vive en Lloviu”, afirmó Iván Grande, el vicepresidente de la Asociación de Vecinos El Tinganón Bajo de Lloviu.
Pero, además, algunas fuentes fidedignas aseguran que en Lloviu “hay un desván en el que podría haber documentación e incluso manuscritos de Enriqueta”, añadió este vecino. Ese altillo estaría ubicado en un inmueble que lleva muchos años deshabitado. Los vecinos de Lloviu están a la espera de contactar con sus propietarios para que les abran la puerta y les den el permiso con el que rebuscar entre los trastos que se atesoran en esa bohardilla. “Estamos en ello y seguimos impacientes a la espera de conocer lo que podamos encontrarnos en ese lugar”, aseguró Iván Grande.
De hecho, el nombre de Enriqueta González Rubín salió a la luz cuando, en 2008, José Antonio Anca encontró en un caserón del concejo de Llanes un facsímil del libro escrito por la riosellana y publicado en 1875 con el título ‘Viaxe del tiu Pacho el Sordo a Ovieu’. Ese libro se convirtió en la primera novela escrita en llingua asturiana de la que se tiene conocimiento a día de hoy. Pero no solo eso, según Inaciu Galán, podríamos estar “ante un hecho insólito en la literatura europea”, ante la primera mujer que haya novelado una historia en su lengua materna.
De este modo, el nombre de Enriqueta González Rubín y el misterioso pasado cultural que la rodea ha conectado bajo un mismo objetivo a los pueblos de Santianes y Lloviu, pero también a los concejos de Ribadesella y Piloña. Se sabe que Enriqueta llegó a tener ocho hijos, pero aún no se ha localizado a ningún descendiente. En Piloña se han buscado registros familiares relativos a su inhumación en el cementerio de San Juan de Berbío, a dos kilómetros de Infiesto. La tumba ya ha desaparecido, pero esperan encontrar el libro registral.
Unos y otros quieren situar a Enriqueta en el lugar que debería corresponderle a la autora de la primera novela escrita en llingua asturiana de la que se tiene conocimiento. Pero también a una mujer del entorno rural que rompió bastantes moldes de su época, una mujer que se vio obligada a escribir bajo pseudónimos debido a la época que le tocó vivir. En los últimos años ha sido reconocida en su pueblo natal de muy diferentes maneras. En Santianes se creó la Ruta de Enriqueta. La Consejería de Cultura ha creado un premio literario de narrativa joven que lleva su nombre. Y desde el año pasado la Biblioteca Municipal de Ribadesella también lleva el sobre nombre de Enriqueta González Rubín.
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