Después de un viernes con amplia presencia policial nocturna -alrededor de una docena de antidisturbios- en la villa de Ribadesella, dispersando las aglomeraciones de personas en sus calles y plazas, la jornada sabatina comenzaba animada.
El día grande de Les Piragües -pero sin fiesta- comenzó con el pregón virtual programado por Entaína y entonado por el Gran Turra, una de las pocas personas del lugar que con los años ha logrado memorizar los versos escritos por Dionisio de la Huerta, letra a letra, palabra a palabra, estrofa a estrofa, la famosa salida en verso del Descenso Internacional del Sella.
Este sábado fue un día de reencuentros entre familias y amigos. Unos en la calle, otros en las terrazas y comedores de restaurantes y sidrerías. La villa estuvo este sábado a rebosar de gente dispuesta a pasárselo bien y cansada de tanta pandemia. Gente de todos los tamaños y colores. Diversidad social y musical.
La Banda Gaites Ribeseya también puso una nota de asturianía a la tarde del sábado con un pasacalles por la villa de Agustín Argüelles porque el coronavirus pasará y Les Piragües volverán mas fuertes que nunca. Los riosellanos están convencidos que estas han sido las últimas piragües de la pandemia. Ha quedado demostrado que la gente tiene ganas de folixa.
Ganas de folixa, sin duda. Sentido común… algo menos. Veo a una persona con mascarilla en la foto del grupo, por lo que supongo, es de este año la foto. Tenemos menos de lo que merecemos.
Lamentable la portada, para luego quejarnos de la juventud.