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Un riosellano triunfa con su rebaño de ovejas Carranzanas en el concurso de Pola de Laviana

Ribadesella Sociedad

La cría de la oveja Carranzana Rubia sigue en aumento por el oriente de Asturias. Cada vez son más los jóvenes de la comarca que deciden apostar por esta raza ovina, bien como complemento económico a su actividad agropecuaria, bien por simple afición. Entre estos últimos se encuentra el riosellano Esteban Martínez Fonseca. A sus 44 años de edad, lleva desde los doce criando y mejorando la genética de esta raza en la finca que tiene ubicada en el núcleo rural de Linares. Una labor que comienza a dar sus frutos, ya que su rebaño ha conseguido tres premios en el III Concurso Exposición del Valle del Nalón celebrado el domingo en Pola de Laviana. Entre ellos, una oveja adulta campeona. “La verdad es que vengo eufórico, porque las cosas están empezando a salir bien. Todas las horas de trabajo que llevo metidas aquí me están reportando la satisfacción personal de ver que tengo fantásticos animales”, aseguró.

A Pola de Laviana viajó con diez de las veinte reses que cuida y cría en Linares. Su lote fue el tercero mejor del concurso, al que se presentaron 23 rebaños. Además una cordera que cumplirá su primer año a finales de año se llevó el segundo premio. Y como colofón, una de sus ovejas se convirtió en la campeona del certamen al llevarse el premio en la sección de adultos, “en la sección absoluta a la que yo llamo La Número Uno, porque desde corderina ya se veía que iba a ser una gran oveja, de hecho el año pasado fue la mejor cordera del mismo certamen”, explicó.

Esteban trabaja en el lavadero que Minersa tiene en la localidad de Torre a escasos kilómetros de su residencia y cuando cumple con su horario laboral regresa a casa a dar rienda suelta a su verdadera pasión. “Lo que me gusta es tener buenos animales, llegar a la cuadra después de trabajar y pasar con ellas una o dos horas viéndolas comer, pastar en el prau y evolucionar”, aseguró. Así lo hace desde que compró su primera oveja a los doce años de edad. “Iba con mi padre a los concursos que había antes en Cangas de Onís y cuando tenía doce años gané seis mil quinientas pesetas cogiendo manzana con mi padre y me las gasté en la primera oveja en lugar de un balón de fútbol”, explicó.

Hoy en día tiene una hija de esa misma edad, pero sospecha que no seguirá su mismo pasatiempo, “porque ella tira por otros caminos y para estos hay que estar un poco chiflado”, afirmó. No obstante, en Ribadesella hay varios criadores. Lo mismo ocurre en Cangas de Onís y en la zona de Posada de Llanes, “pero el espejo en el que solemos mirarnos todos está en el Pozo los Llobos de Cangas, en Ricardo García Rama”, destacó.

La Carranzana es una raza que en unos lugares se explota por su condición lechera, para la elaboración de quesos y en otros por su condición cárnica. Sin embargo, Esteban prefiere mantenerla para vida, como sementales o buenas madres de crianza, al margen de que esporádicamente consuman algunos de los corderos en el ámbito familiar. “Son ovejas muy agradables a la vista, tienen una lana impresionante, unos colores rojizos muy guapos y las tenemos por afición y satisfacción personal”, añadió. Su deseo pasa por mantener esa afición toda la vida.

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