En Ribadesella hay quien sigue mirando hacia las toneladas de madera que se acumulan en la playa de Santa Marina y no por hacerse con unos fardos de leña para el hogar. Los usuarios del puerto deportivo, con embarcaciones amarradas en sus pantalanes, también están pendientes de esos raigones ante su probable llegada a la zona del Muellín. Temen que el tren de borrascas anunciado para el fin de semana junto a las mareas vivas que se avecinan, arrastre toda esa madera al puerto deportivo y dañe sus embarcaciones. De hecho, no es la primera vez que ocurre.
Uno de ellos, Javier González Sobejano, ha pedido la intervención del Ayuntamiento para que acometa alguna actuación preventiva porque para el fin de semana, “sobre todo para las madrugadas del domingo y lunes, se anuncian coeficientes de marea muy altos, de 115, con lo cual tenemos miedo que arrastren la madera hasta el puerto y cause daños en las hélices y los ejes de los barcos”, explicó. Para minimizar ese peligro ha propuesto acopiar “esos troncos enormes en la parte alta de la punta del arenal”. Cree que todavía hay tiempo para hacer acometer una “solución de emergencia que permitiría minimizar los riesgos”, añadió.
La última vez que las mareas se desbordaron por El Muellín y afectaron al puerto ocurrió durante el fin de semana del 10 y 11 de febrero. Esos días, el agua alcanzó “casi medio metro” de altura en la explanada y se llevó un contenedor de obras que, días después, apareció plantado en plena playa. Aquellos días, por suerte, no había tanta madera almacenada en la playa como hay ahora y además con troncos muy grandes.
Uno de los grandes troncos arrastrado por la última riada, atascado en el muro del Paseo de la Grúa, frente a la playa
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