En nuestro recorrido por la Ribadesella Rural en estas jornadas de estado de alerta, hoy hemos visitado el pueblo de Xuncu, donde prácticamente no se aprecia el confinamiento porque, el que más o que menos, siempre tiene que hacer algo. “El que no tiene que cuidar las vacas, tiene que atender los caballos o los invernaderos, pero aquí casi todo el mundo tiene que hacer algo”, explicó Estela Rosete. En decir, en Xuncu “la vida sigue” a pesar del estado de alarma. “Antiguamente vivir en la aldea era una deshonra, porque estaba mal visto y ahora es un lujo”, añadió.
A su vez, quienes tienen el privilegio de contar con una amplia huerta junto a la vivienda para pasear viven la situación de forma mucho mas cómoda y llevadera. Eso es lo que le ocurre a Estela Rosete que se ha trasladado a la vivienda familiar que tiene en Xuncu de Abajo para atender las mascotas de la familia paraguaya a la que se la tiene alquilada. “Como el estado de alarma los ha pillado de viaje en su país de origen, me pidieron que me hiciera cargo de su perro y su gato, así que aquí estamos y no me arrepiento lo mas mínimo”, explicó.
El coronavirus provocó la anulación de los vuelos que tenían contratados para regresar a España a principios de marzo y se quedaron atrapados en su tierra natal. Como uno de los miembros tiene la doble nacionalidad, está esperando por las respuesta del Estado Español para poder hacerlo cuanto antes.
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