La jornada sobre urbanismo y territorio celebrada ayer en el Centro de Arte Rupestre Tito Bustillo de Ribadesella, como epílogo del Plan General de Ordenación del municipio, sirvió para cuestionar la “inmensa” legislación vigente, “imposible de aplicar en un municipio como el riosellano”. El resultado final, un plan urbanístico “mediatizado por el miedo, que te obliga a dejarlo todo como está y no tocar nada”. Así lo dijo el redactor del nuevo documento, Víctor García Oviedo, rodeado de insignes arquitectos españoles. Entre ellos, Manuel Borobio, José María Ezquiaga, Francisco Mandado y el asturiano Celestino García Braña, miembro de la Fundación para la Documentación y Conservación de la Arquitectura y el Urbanismo del Movimiento Moderno (Docomomo Ibérico).
Este último fue el que más bajó al terreno de juego riosellano y más se acercó a la polémica local vinculada con la plaza de abastos. Según su criterio profesional, en la sociedad actual “está creciendo desorbitadamente la atención que prestamos al pasado, un culto que se transforma en fetichismo”. Cree además, que ese culto a la memoria nos está llevando a la “obsesión por la conservación”. Entiende que la memoria es “una bendición, pero también una maldición”, porque cuando decimos que queremos conservar un edificio, estamos obligados a decir cuáles son los que queremos olvidar.
García Braña vinculó la conservación patrimonial con la economía. “Debe ser rentable”, dijo y por lo tanto, “debe tener en cuenta los recursos de la hacienda pública”. Es decir, la situación económica de la sociedad. Por ese motivo, en la Fundación Docomomo Ibérico han decidido dividir los edificios en tres categorías en función de su interés (A, B y C). La plaza de abastos y la rula de Ribadesella, son las dos únicas construcciones del concejo que han quedado incluidas en el registro de la Fundación Docomomo Ibérico en su Categoría B a propuesta del Colegio de Arquitectos del Principado de Asturias. Se trata de dos proyectos arquitectónicos elaborados por Manuel García Rodríguez en los años treinta del siglo pasado.
A este discurso economista también se le unía el prestigioso arquitecto navarro Francisco Mangado, autor de la ampliación del Museo de Bellas Artes de Asturias o del Palacio de Congresos de Palma de Mallorca. Este cree que el patrimonio “es un hecho económico” y, como vivimos en una sociedad escasa de recursos, “no debemos obsesionarnos por su conservación”. También apostó por dar más relieve e importancia al patrimonio moderno y contemporáneo.
Al margen de la polémica local en torno al futuro de la plaza de abastos, la alcaldesa de Ribadesella anunció ayer que espera aprobar el Plan General de Ordenación “a lo largo de este mes, aunque el PSOE tenga orden de no aprobarlo”. El Partido Socialista cree que Ribadesella corre el riesgo de perder las competencias urbanísticas si aprueba el plan sin sacarlo otra vez a información pública. Charo Fernández aseguró que si no se aprueba el plan en esta legislatura, el Ayuntamiento perderá la subvención otorgada para hacerlo y la siguiente corporación tendrá que iniciarlo desde cero con un nuevo equipo redactor. “Esto es lo que quiere el Partido Socialista y lo pretende diciendo mentiras”, contestó.
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