
Los vecinos de Lloviu afrontan el año nuevo con gran ilusión porque, seis años después del inicio de su tramitación, este sábado van a inaugurar su nuevo Centro Social, el que se ha construido sobre las ruinas de la antigua casa de María Fina, en el centro del pueblo. La Asociación de Vecinos El Tinganón Bajo ha preparado una pequeña fiesta y pincheo para agasajar a todos los que contribuyeron a sacar adelante el proyecto. Desde los herederos que donaron el inmueble, hasta el Ayuntamiento de Ribadesella que lo reconstruyó, pasando por el vecindario en general.
La historia de este centro social se remonta al año 2016, cuando los vecinos se dirigen al Ayuntamiento haciéndole partícipe de sus intenciones. Al año siguiente se crea la asociación vecinal para formalizar el acuerdo de donación otorgada por Eva Luz Huergo Cano, una de las herederas de María Fina. La escritura de donación se firmó el 11 de enero de 2018. A lo largo de 2019 se formaliza la cesión al Ayuntamiento y el 8 de enero de 2020 comienzan unas obras que paró y ralentizó la pandemia. Los trabajos fueron ejecutados en diferentes fases a través de un Plan de Empleo y del Programa Joven Ocúpate impulsados por el Ayuntamiento con la ayuda del Principado.
Según Liliana Traviesa, presidenta de la asociación, los vecinos vienen utilizando los nuevos locales desde el pasado verano, en cuanto fue equipado. “Ha quedado muy bien. No es muy grande, pero está perfecto, nunca imaginamos poder contar con un centro social de estas características en el pueblo”, afirmó. El inmueble cuenta con salón, cocina, baño y trastero, además de una hermosa terraza-mirador orientada al norte. Espacio suficiente para cubrir sus necesidades. “Viene a sustituir al chigre que antes teníamos en el pueblo, donde solíamos reunirnos para tratar los temas de la junta de aguas, pero cuando cerró nos quedamos huérfanos de local”, añadió Traviesa.
Lloviu llegó a tener tres chigres abiertos de forma simultánea. En la actualidad no tiene ninguno. El último, el bar de Valentín, situado junto a la carretera, se cerró hace un buen número de años. “Siempre nos abría la puerta bien temprano para recogernos mientras esperábamos al autocar que nos llevaba a la escuela”, recordó la presidenta de la Asociación de Vecinos El Tinganón Bajo. Por su parte, el secretario, Manuel Alvarez, añadió que ese bar “era un centro de reunión muy importante que facilitaba la relación entre los vecinos que allí se reunían para charlar o jugar a las cartas, entre otras muchas cosas”. A partir de este sábado tendrá sustituto, el Local Social María Fina, que así se llamará.
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