La Coordinadora Ecologista de Asturias exige, una vez más, la paralización de la actividad industrial en la planta de residuos siderúrgicos de El Peral (Ribadedeva). Lo hace tras comprobar un incremento de la actividad tanto en la nave como en la parcela colindante, con continuo movimiento de maquinarias y contendores, “sobre todo desde que les precintaron por ilegales las instalaciones que la empresa tenía en Ortuella (Vizcaya)”. Una situación que, según la Coordinadora, “está generando alarma a los vecinos, preocupados por lo que allí sucede y el impacto que esa actividad ilegal pueda suponer en sus vidas y negocios”.
La reclamación se ha hecho tanto ante el Ayuntamiento de Ribadedeva como ante la Consejería de Infraestructuras del Principado. En ella se pide que se paralice cualquier actividad en la nave de El Peral que tiene adquirida la firma Hierros y Metales Gutram, S.L. donde tiene previsto un Centro de Tratamiento y Almacenamiento de Residuos Siderúrgicos y otras chatarras. Una actividad que, a día de hoy, según la Coordinadora, “carece de licencia municipal y autorización ambiental alguna del Principado de Asturias”.
La organización ecologista recuerda en un comunicado que el Ayuntamiento de Ortuella precintaba el pasado mes de junio las instalaciones que la firma tiene en ese municipio, en respuesta a una sentencia del 2006. Esta es la principal causa del incremento de actividad en El Peral, parcela en la que se ha abierto un expediente para la creación de un centro de tratamiento y almacenamiento de residuos, que fue resuelto por el Principado con la obligación de someterse al trámite de evaluación ambiental ordinaria. Una resolución en la que, expresamente se determina que en ningún caso puede ejercer actividad dentro de la misma, más allá que el propio mantenimiento.
Ese expediente ha contado con muchísimas alegaciones de los vecinos y de los diversos negocios de la localidad, “que se ven amenazados por este disparatado proyecto de gestionar allí miles de toneladas de residuos siderúrgicos con el gran impacto que generan en medio de un pueblo, al lado de varios hoteles, importando residuos de otras regiones para tratarlos en una zona habitada. No se puede permitir que el Ayuntamiento de Ribadedeva sea un coladero para las actividades que no quieren en otros sitios por su elevado impacto ambiental”, añaden los ecologistas.