En este primer día de alivio general, en el que todos, de todas las edades, con perro y sin perra, con niña o sin niño, en esta primera jornada de desconfinamiento nacional, se han visto muchos paseos por la villa de Ribadesella, pero eso sí, muy ordenados. Cada uno por su calle, como en la piscina, sin aglomeraciones, con saludos en la distancia, incluso con la desembocadura del Sella de por medio.
Este fue el caso de la primera de nuestras fotografías. En el paseo de La Grúa nos cruzamos con Marina y Nerea saludando a Carmen y Carolina que disfrutaban en la punta del arenal de Santa Marina. Cuatro amigas, de paseo y juegos diarios que llevan casi cincuenta días sin verse. Espero que pronto, muy pronto puedan abrazarse, tocarse palparse.
Y entre tanto, mientras la villa de Ribadesella intenta, poco a poco, recuperar su pulso, sobre la antigua cetárea continúa impertérrito el León de la Grúa, guardián pétreo de este bello rincón asturiano.