El ataque de un oso a una mujer de 75 años en Cangas del Narcea se ha convertido en el tema estrella en el Principado e incluso lejos de nuestras fronteras. Un suceso que hoy nos llevó a recordar con su protagonista lo acontecido hace tres lustros en los Picos de Europa, cuando un pastor del concejo de Onís, llamado Cándido Asprón, se encontró en medio de la niebla con tres lobos, la madre y dos creciditos cachorros.
Chamo Asprón se acuerda todos los días de aquel incidente y siempre se estremece, “me respigo a diario”, dice. Después del enorme susto que él recibió a finales de agosto de 2004 y de lo que le ha ocurrido esta semana a Carmen cree que “esto se va a repetir cada poco porque el monte se está llenando de alimañas y ya no se puede andar solo”.
Hoy rememoraba en la COPE su incidente. Se encontraba recogiendo las cabras por la tarde “en la cuerre, cuando me di cuenta que faltaban como media docena y salí en busca de ellas porque sabía donde podían estar”. Cuando llegó al lugar referenciado, en una tarde-noche de niebla, “me topé frente a frente con una loba y dos cachorros ya grandetos”. Se los encontró a escasos dos metros de distancia, “a la medida del palo”.
La loba empezó a enseñarle los colmillos y Chamo intentó defenderse con la vara. “Empecé a recular marcha atrás, me caí de culo encima de unas cotollas y como llevaba un paraguas automático, se abrió repentinamente y creo que se ahuyentaron, porque cuando me levanté ya no estaban allí”, explicó.
Cándido entró en shock y el pequeño perro que le acompañaba, “un cachoro” estaba atemorizado. Se hizo de noche y con la niebla era incapaz de encontrar el camino de regreso a la cabaña, ubicada en la majada de Belbín. “No se como llegué, aunque lo hice lleno de moratones y cortaduras de las rocas. Aquello me jodió. Desde aquel día no logro memorizar nada, ni mi número de teléfono”, asegura.
Chamo Asprón le desea lo mejor a la señora de Cangas del Narcea pero teme que esto se convierta en el “pan nuestro de cada día, porque los montes no están limpios y los animales están llegando a la puerta de las casas”. Hoy se levantó con morriña, porque hoy le tocaría subir con sus cabras y ovejas al Puertu Altu de Onís, actividad que abandonó hace varios años cansado de luchar contra el lobo y la Administración pública. “En Onís tenemos los mejores pastos, la mejor calidad, pero podemos decir que están perdidos, porque si echas un animal en ellos los acabas perdiendo, te los mata el lobo”, añadió.